martes, 3 de diciembre de 2013

''MI EXPERIENCIA DE ELEFANTE POR UN DÍA''

Al principio de curso, mi profesor de filosofía, Jesús Zafra, nos propuso a los cursos de bachillerato ir una mañana disfrazados a clase. Mis amigas empezaron a decir: ¡Qué guay! ¡Yo me apunto del tirón! ¡No me lo pienso dos veces!, y cosas por el estilo. Pero yo no actué de esa manera, me quedé algo bloqueada, no sabía qué hacer. Por un momento, no me gustaba la idea, porque me daba mucha vergüenza, y no quería hacer el ridículo por los pasillos del instituto; pero al hablarlo con ellas me convencieron prácticamente, se iban a disfrazar todas, ¿por qué yo no? Si los demás pueden, ¡yo también!

Llegué a casa y le comenté a mis padres la idea, se quedaron asombrados, pues era una experiencia nueva; me preguntaron que para qué se hacía eso, que cuál era el objetivo, y les contesté:
-Con el fin de perder la vergüenza y superar el miedo.

Me llevé un tiempo pensando de qué me iba a disfrazar, hasta que un día estando en mi casa con mi prima me dijo que por qué no me disfrazada de elefante, un pijama que me compré días antes con Gema, me pareció buena idea.

Pero se iba acercando la fecha y estaba cada vez más nerviosa, hasta días antes me planteé echarme para atrás. Lo hablé con mis amigas, y me dijeron que no fuera tonta, que lo habían hecho todas y que tenían ganas de verme disfrazada.

Tuve la suerte que me tocara disfrazarme un día que tenía la asignatura de filosofía, ya que mi profesor vería en primera fila a un elefante.

Antes de salir de casa.
Llegó el día, viernes 29 de noviembre, me levanté de la cama acordándome de que tenía que ir disfrazada, que había llegado mi día. Desayuné... me vestí... me miré en el espejo, y... ja ja já empecé a reírme de mí misma.

Mi madre casi nunca me manda temprano a tirar la basura, ese día lo hizo, le dije que no, por favor, que mandara a mi hermano, pero recapacité, y la verdad que daba igual, que de eso se trataba, así que fui. Al salir a tirarla, el autobús que pasaba, todos mirándome fijamente, incluso un coche frenó en mi calle para asegurarse si era cierto lo que sus ojos estaban viendo, un elefante con una bolsa de basura.

Iba en el coche, pues vivo lejos y en el camino pensaba que dirían los que vieran por la ventana una trompa de elefante, pero también de la divertida mañana que iba a pasar. Suelo llegar pronto al instituto, pero ese día había mucho tráfico y me atrasé un poco. Llegando al instituto, una señora me decía: ¡Hoy no pasas frío en el ''cole'', eh! y al instante un señor mayor, me miró, sonrió y dijo que iba muy graciosa.

El timbre estaba recién tocado, todos en la puerta y un elefante entrando. Me miraban y se reían, pero yo ya no tenía miedo, sino comprendí que de eso se trataba, de venir disfrazada y actuar como si nada.

Pasé una divertida mañana con mis compañeros, sin vergüenza, pues estaban todo el tiempo gastándome bromas, o bien me cantaban la canción ''personalizada'': ''Una <<Tudela>> se balanceaba, sobre la tela de una araña...'' o bien me tiraban de la trompa hacia delante. Sí que pasé bastante calor, ya que el disfraz era demasiado abrigado. Al parecer la mañana se me pasó más rápida de lo que imaginaba.

Al salir del instituto, ya me daba igual de lo que pensaran la gente, incluso llegando al coche, entré en un bar para cambiar un billete, y antes de decírselo al camarero me dijo: ¿Qué vienes a por cacahuetes? Ja ja já...

La experiencia en general fue muy positiva, ya que yo soy algo vergonzosa y me ha servido de mucho. No todos los días se va de elefante al instituto; y lo que en un momento me pareció vergonzoso y ridículo se ha llegado a convertir en una experiencia inolvidable.

Con esta actividad me he dado cuenta que, hoy en día le damos demasiada importancia a la opinión que tienen los demás sobre nosotros mismos, pero no pensamos que lo importante es estar cómoda y a gusto contigo misma. ¡Con la vergüenza no se llega a ninguna parte! 
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. OStia la tuleda vaya crack como escribe :OOOO

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  2. Al leer tu entrada, una de las cosas que me gustaría destacar es, que a pesar de que tengas ciertos miedos a sentirte ridiculizada o criticada, como tú me comentabas en muchísimas ocasiones antes de decidir qué hacer, al final decidiste disfrazarte, y eso me parece muy valiente por tu parte. Pienso que el poder reírse de sí misma es algo muy positivo y como tú bien dices en tu artículo, también lo hiciste, por lo tanto creo que ya sólo por eso te ha merecido la pena disfrazarte aún no habiendo llegado todavía al instituto. En mi opinión personal, nos conocemos de poquito tiempo, pero a la vez de forma muy intensa, y entiendo tus temores de sentirte avergonzada, pues es verdad que hasta el último momento no sabías qué hacer por miedo a el qué dirán. En definitiva, me alegro mucho de que la experiencia haya sido para ti inolvidable. Un beso.

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